Una caja en tu casa
que te sube y que te baja.
(El ascensor)
Con mi cara tan cuadrada,
lisa o con dibujitos,
resignada y por los suelos,
me repito, me repito...
(La baldosa)
En invierno se usa
porque da calor
en verano estorba
y se echa al rincón.
(El brasero)
Durante el verano escondido,
en el invierno encendido.
(El brasero)
No soy el sol,
tampoco el fuego;
pero la casa
bien que caliento.
(La calefacción)
Del techo al suelo,
cortada y fina,
tela con vuelo.
(La cortina)
Lámina que no se ve
y nos protege del viento.
Aunque la atraviesa el sol,
se empaña con el aliento.
(El cristal)
Aunque yo nunca me mueva
por mí suben, por mi bajan;
soy de diversas materias
y mi utilidad la halagan.
(La escalera)
Sale de la sala,
entra en la cocina,
meneando la cola
como una gallina.
(La escoba)
Es tu favorita
cuando sientes frío;
la encuentras escrita
en el verso mío.
(La estufa)
Puede ser de Persia,
puede ser de Ana,
por más que se enrolle,
se ve en la ventana.
(La persiana)
Tapo al sol,
llamo a la luna
y de Persia
es mi fortuna.
(La persiana)
Llevo secretos a voces,
corriendo por esos mundos
y sin que nadie los oiga
los doy en unos segundos.
(El teléfono)
Que timbre y número tenga
y en verdad portal no sea
es cierto, y el que desea
hablar por él, no lo cuelga.
(El teléfono)
Aunque no hable
lo cuenta todo por cable.
(El teléfono)
Habla y no tiene boca,
oye y no tiene oído,
es chiquito y hace ruido,
muchas veces se equivoca.
(El teléfono)
Es una caja habladora
que vive en todas las casas
y se calla a muy alta hora.
(La televisión)
Es venta y no se vende,
es Ana, pero no es gente.
(La ventana)